La rima que se utiliza
como arma de doble filo
se convierte en ceniza
cuando no existe motivo.
Calle arriba, calle abajo,
se pasean los suspiros,
a la rima un badajo
le hirió con su delirio.
La rima en su fluir
va levantando castillos
también en su devenir
destruye lo construido.
Ya se silencia la rima
no llora, no conviene,
en el campo el sol inclina
sus rayos solo por verte.
El agua corre muy libre
por los campos de ilusión,
la rima ya no está triste,
navega en el corazón.
Marinero de agua dulce
retazos de una canción
escuchas cuando fluye
el barco de tu ilusión.
El jilguero ya cansado,
está ronco de cantar,
dice que no tiene amo
y vuela en libertad.
Nadie crea que se cansa
la conciencia de luchar
por lo que justo crea
nadie la podrá callar.
lunes, 18 de mayo de 2009
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