miércoles, 1 de junio de 2016

bajo la vida jazmín

Ven a buscarme en mi mundo,
jazmines y limoneros
con ese amor tan profundo.
de silenciosos te quiero.

Nada tengo, nada quiero,
la vida es un suspiro
enredado entre sueños
en el mar del olvido.

Rompeolas de silencios,
sabor a agua salada,
espuma blanca, misterio,
noches de soledad,
derroche de mar y viento

domingo, 6 de marzo de 2016

Nada fuiste... ahora lo sé

Mira la sierra de frente,
siete picos...siete tiene,
amores muy nevados,  frios,.
que fueron contracorriente
contra el amor correspondido
y ese. ..tu amor insolente.

Me pregunto qué  fueron
los días de convivencia,
para mi solo sueños
y muchas incongruencias.

Ni futuro, ni mañana,
solo hay crisálida
de un amanecer al alba...
de un recuerdo sin nada

domingo, 24 de enero de 2016

Se hace tarde

Es tarde para encontrarle
en las noches trasnochadas,
no es juguete de nadie
la pulcritud de su alma.

Cuando te acerques a la orilla,
bese la arena tu barco,
verás esa vivaz sonrisa
que sola habla en sus labios.

No la busques en tus noches
de tus mares solitarios,
ella busca, lunas, soles...
no sueños imagirarios


jueves, 26 de noviembre de 2015

Luna llena

No sé  vida qué deparas
en tus idas y venidas,
angustias y esperanzas,
amaneceres de idas...
vivencias muy añoradas.
Quiero vivir la historia,
nunca sueños del alba,
sensaciones del ayer
con luna llena del alma.
Hoy con el amanecer
no me propuse nada
qué no sea vivir y ser
ola de la mar salada .

jueves, 23 de octubre de 2014

Para el abuelo Clemente

ya me gustaría, ya
llevar la llama encendida
a mis años invernales,
como llevas esa vela
que es la luz de tu vida
y hasta en tormentas arde.

Ya me gustaría, ya,
conservar esos ideales
de luchadores labriegos,
ser amapola en trigales
que siempre halla consuelo
en cada día que nace.

Ya me gustaría, ya,
vivir como tú lo haces.



Nota: es mas extenso y ya está publicado, hace años, en una página sudamericana y registrado

lunes, 20 de octubre de 2014

Parte de un relato, publicado con anterioridad


Tenía razón, la hermana que le secundaba, no estaba equivocada. No querían su felicidad y todos sus actos, con una alta dosificación de amabilidad, apuntaban en la dirección de sus metas, de forma consciente o inconsciente, preestablecidas. Tampoco esa persona se dejaba ayudar y cualquier persona que se ofreciera tendría que poner tierra por medio, mas tarde o más pronto, dependiendo del aguante personal de cada cual.

Andaba en la tarea de borrar toda huella física y mental con el propósito de neutralizar tanto desgaste y sufrimiento a cambio de nada. Era necesario y oportuno, la vida sigue su curso y cada cual tiene el futuro que se labra a golpes de acciones y sembrado con hechos. Puso punto y final por su equilibrio personal que ya se tambaleaba a pesar de quererle.

Sabia, casi podía afirmarlo, que ambos por separado encontrarían la felicidad, por ello, le dejó marchar. Le dejó marchar porque se iban haciendo mayores, soportando malos royos, ambos sostenían una situación de barco a la deriva que nunca atracaría en puerto alguno. Mejor ahora que después.

Limpiaba cada rincón de su casa, lavaba de forma compulsiva todo lo que llevaba su olor y como no podía borrarlo cambió colchón y almohada, cambió los muebles de sitio, los cuadros los reubicó, no quería ver nada que le recordara vivencias pasadas que tanto dolor y humillación le producía.

Ambos eran de nobles sentimientos pero el pasado les separaba rompiendo la armonía de pareja. No somos nadie si nos olvidamos de nuestra infancia. Olvidarse de la familia es un error, es como la rama del árbol que no admite que vive porque está unida a un tronco y forma parte de él.