No temas, aún te respeto,
le dijo la malva silvestre
al verde y florecido romero
que creyendo estar ausente
era líder de pensamiento.
Y cantaron los jilgueros
sobre romeros en flor
sintiendo que los romeros,
simiente de trovador,
en el campo florecieron
entre rimas por honor.
Me callo lo que te quiero,
no quiero silencio romper,
brisa de la madrugada,
lucero del amanecer,
era “El Ciego de la Playa”,
un amante trovador
que con el alma trovaba.
Yo que conservo raíces
de la trova de esta España
mi homenaje sin directrices
es para “el Ciego de la Playa”
voz de pueblo, voz valiente,
capaz de dibujar con palabras
las vivencias de la gente.
Mano a mano la guitarra
con sus cuerdas acompañaba
los diapasones de rimas
exhaladas por gargantas
que denunciaban la vida
de campesinos de España.
viernes, 22 de mayo de 2009
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