Para M.F.L.
Paladeé al reencontradme contigo
el néctar suave de mi juventud,
me deshice de muletas
volé sobre el fondo azul
de esa, mi propia existencia…
me enfrenté a mi plenitud.
Revoloteo de mariposas,
por el jardín de consciencia,
florecían, cual flores bellas,
en una perfecta armonía
con la luna, las estrellas.
Esa mirada diablilla
que a la infancia aún se aferra,
esa sencillez sencilla
que va brotando del alma
como eterna primavera.
Así te veo, te siento,
y al llegar la madrugada,
casi sin darme cuenta
que nos acecha el alba,
en una charla pausada
veo como los recuerdos
con nuestras palabras danzan.
Jazmines sobre la mesa,
reinventada la ensalada,…
Manuel, el futuro te espera…
no hagas de tu vida escarcha
y goza del mar marinero
y del bosque catalán sus hadas.
A tus amistades… admiras,
admiras la ruta de Gala,
ese devenir en el tiempo
extiende sobre ti las alas,…
aroma de jazminero,…
en tus raíces indagas,
el mar de fondo en silencio
besa con aguas de plata
y va estrechando distancias
entre tu origen andaluz
y tu cuna catalana.
Una expresión de tu boca
hace eco en mi alma
ese “fisno” casi toca
la fibra de carcajada.
Tres generaciones juntas
saborean la madrugada
aunando los recuerdos
de familia deshilvanada.
El mar invita a lo lejos
a recomponer esa historia
que guardaron con misterio
todos nuestros ancestros
y al final con gran cansancio
vemos el puzzle incompleto
aunque sí que hemos logrado
el descubrir algún nexo.
viernes, 4 de septiembre de 2009
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