Con pluma de una paloma
mojada en ingenuidad
escribió sus rimas un día
en papel de necedad.
Soñaba que estaba despierta
cuando despierta soñaba
y le sorprendió la luna
conversando con el alba.
Rojos, amarillos, azules,…
sobre el cielo pinceladas
y el mar de fondo se oía
como música encantada.
No volverán los lazos
a vibrar con el aura
de los sentimientos puros
que emanan desde el alma.
Se marchó en silencio
esa efímera gimnasta
que lanzó aros al cielo
contorsionando su espalda.
El mar le espera y saluda
ofreciéndole una barca,
ella baila sola y se aferra
a una promesa callada.
Casi no hace sombra
siendo en palabras parca,
a lo lejos una alondra
al oído le canta:
“No me esperes esta noche,
tampoco estaré mañana…”
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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