Te quise porque te quise,
no me movió hipocresía,
tú que me conociste
sabes mi andar en la vida.
Tu reloj ya se ha parado,
el destino es así,
sones de muerte han sonado
cerca del río Genil.
Te quise porque te quise,
hoy abrazo tu recuerdo,
me recordabas, ¡que triste!
la historia y tus desvelos.
Trenes iban y venían,
permanecerá el recuerdo
de esa pequeña niña
de pelo de terciopelo.
Que descanses en paz
en ese tu estado nuevo
y desde mi alma te digo:
“no sabes cuánto te quiero”.
Descanse en paz mi maestro
de esa historia perdida
entre amores y tormentos,
por ideales luchaste en vida…
como te quiero, abuelo.
miércoles, 28 de enero de 2009
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