miércoles, 3 de diciembre de 2008

Verguenza...

Vergüenza, siente vergüenza
de asomarse a su ventana,
de sentarse hasta en su puerta
por los barridos e inserciones
que libertades conllevan.

Han rociado portales,
qué misterio, qué insolencia,
el tiempo de las deidades
queda bajo somnolencias.

Se va bajito cantando
por la orilla de una cuenca,
creen que su voz han callado…
menuda impertinencia
porque su voz no la calla
demagogias ni prepotencia.

Se va bajito cantando
como la cigarra canta
y se oirá su canto en verano
en afinada garganta.

Las estrellas y luceros
que pasean en la madrugada
serán fieles espejos
de esa voz que le ordena; ¡Calla!,
es su alma la que habla
con una voz desgarrada.

En sus manos hay esposas,
libertad en cuerdas vocales,
en su mirada una rosa
y en su corazón…don nadie.

Puede en sus ojos mirarse
como si fuesen espejos,
como si fuesen cristales,
pues no le importa mentiras
que defienden los cobardes.

Siente vergüenza
y es que sabe
que cada cual lleva su paso
y el paso no engaña a nadie.

Se va bajito cantando
con sonrisa a la libertad,
se despoja de vergüenza
y el mundo vuelve a girar.

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