La luna va de mantilla
por los prados de la noche
y para sujetarla, niña,
las esmeraldas de tu cara
le han servido de broche.
La luna, te está mirando,
observa como te mira,
quiere mirarse en tu pelo
dorado y manzanilla,
en esos bucles de oro
de tu cabeza, chiquilla.
En los brazos de sirenas
sueña con la mar, tranquila,
con esa mar marinera
de corales y barquillas.
El clavel rojo de tu boca
se abre en dulce sonrisa
cuando pececitos de plata
te andan haciendo cosquillas.
Duerme, sigue durmiendo,
que la luna te vigila
para que no quiebre tu sueño
fantasmas de pesadilla.
Mañana los rayos de sol
dorarán tus tiernas mejillas
embriagadas por la luz
de esa tu alma de niña.
viernes, 12 de diciembre de 2008
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