Fortaleza e ilusión,
desbordante su alma estaba
de sinceras voluntades
nacidas del corazón.
La palabra silenciada
estoque de desamor fue
entre ese contubernio
de gentes de mala fe.
En la ladera rocosa
vino como una flor a nacer
creyó que estaba en la tierra
fuertemente enraizada, sin saber
que se hallaba entre rocas
y destinada a perecer.
Sus esperanzas fueron
en el tiempo aniquiladas,
con lentitud muriendo.
Al llegar la luz del alba
sus ojos la luz no vieron,…
se le enmudeció el alma.
sábado, 12 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Adelante,como estas hacia dias que no ponias nada . te visito y como los niños que esperan el caramelo,yo espero tus narraciones.
un beso
Hola, Francisca,
el factor tiempo me abandona, pero pronto podré disponer de el.
Me es grato saber que te gusta estas narraciones.
Intentaré complacerte. Soy consciente de que no todo lo que escribo es perfecto. Pero pienso que con personas como tú debería esforzarme un poco mas.
Esta narración, si soy sincera, está terminada, pero he de corregirla y perfeccionarla.
Un abrazo
Publicar un comentario