lunes, 21 de diciembre de 2009

Antonio M, S.M.

Desapareció un día
la tierra no se lo tragó,
nunca se lo tragaría
mas el silencio rondó
acariciando su vida.
Fue el cinco de diciembre
cuando el sol se escondía
y junto a la incertidumbre
su sombra se disolvía
entre la negra espesura
de la mente y de la vida.
Mas nada importa,
suspiros y agonías,
la seducción de las olas
se quedó con su vida.
Fuente de la Victoria,
rincón de la mar divina,
quedó solo en paranoia
con el brindis de despedida.
¿Te vas?
Te has ido,
Maldita estampa teñida
como toro enfurecido
que en manada, en estampida,
va dejando sueños rotos
y va enquistando heridas
Cuanto lo siento Rosa,
Juanca,…cuanto lo siento,
que hasta se me ahogan
todos los sentimientos.
Dicen que ya quedó
Antonio en el recuerdo,
pero quedó su cuerpo
flotando sobre el mar bravío
de los rincones del verso
que suspiran entre bramíos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es duro ,me ha impresionado ver estos poemas, hoy hace ya tres años..... no sabía q existian estos poemas y me ha encantado ver que no permanece en el recuerdo ....

Vera (jarra 4 picos) dijo...

¿Es duro?... Sí que lo es para la familia y para los amigos. Antonio M era una gran persona, persona entrañable, pero un día la mar se lo tragó... La vida le traicionó.

Hoy, leyendo tu comentario, has hecho que escuchara su voz dulce y pausada,... has hecho que revolviera la historia y que siga escribiendo desde el recuerdo a la buena gente que la vida nunca reconoció por su bondad pero que está en el alma de los pocos amigos

Anónimo dijo...

Le agradezco lo q ha escrito , me ha gustado mucho, me orgullece ver que hay gente q lo quiere mucho y que se acuerdan de él.

Vera (jarra 4 picos) dijo...

No me agradezcas nada. Si algo has de agradecer es el tener la posibilidad de haber compartido vivencias con Antonio M. Eso nos engrandeció a amistadesocultas en el silencio y a quienes compartieron parte de su vida.


Por ese Juan Carlos,
por esa sonrisa, Rosa,
por Mercecedes, generosa,
por esa estela de amor
yo brindo y alzo copa
y brindo con corazón.

Pasearemos muchos días
nos diremos hasta luego,
tal vez una sonrisa
haga collar de luceros
donde nos sonría Antonio,
donde se ahogue el resuello
y nuestros ojos sean
complices sin saberlo