sábado, 5 de diciembre de 2009

Retales de pensamiento

Llevaba días repasando esos escritos que con sumo celo guardaba. Reflexionando sobre cada una de sus letras impresas no halló mensaje oculto. Se dispuso a analizarlos, pero esta vez a la inversa, desde el final hasta el principio. Tampoco vio nada anormal en el desencadenamiento de hechos. La muerte llega porque se termina la vida, la vida se termina porque se ha nacido, se nace sin que se pida permiso al nuevo ser para entrar en el rocambolesco mundo donde la primera cuna va a ser el principio desencadenante de momentos de felicidad y desdichas. El nacimiento viene a ser como una lotería de vida en la que te han regalado una participación. Puede que salga el boleto muy premiado, poco, toque la Pedrea o nada. Así de simple es. Al menos eso es lo que pensaba en esos momentos en los que veía claro que arrancaría, si pudiera, algún que otro mes del calendario para evitar que existiera el tiempo. Esa lotería es injusta porque ni siquiera has decidido comprarla, te la han impuesto en forma de regalo.

Todo es tan inexplicable que pareciese que haya extendido sus alas el pájaro sombrío de la tristeza sobre la existencia de los desapercibidos. Ni una sola lágrima surcando su faz. La fuente de sus emociones está demasiado exprimida y el tiempo no le es favorable para poder llenar tanto espacio desolado. Demasiado vertiginosos son los sucesos, tanto que casi no es consciente del presente. Cierra los ojos en un intento de borrar todo lo que le hiere. No basta con la oscuridad, la mente no se para, sigue con su actividad en cada uno de sus pensamientos perfilados y palpitantes por las venas de la realidad vital.

El mundo sigue, la vida no cesa entretenida entre milongas y cuentos de príncipes y princesas. Te ponen la mesa con mantel de destino, el cubierto es de marca la fe, este cubierto está bien posicionado ante vajilla de buena conciencia aparente. Sabía que al levantarse, cuando amaneciera, tendría que mostrar una amplia sonrisa, cómplice del curso de la vida.

Mañana será otro día, eso pensaba, mientras tiritaba ante todo lo acaecido. Le había fallado todo menos la respiración.

No hay comentarios: