miércoles, 15 de abril de 2009

Para J.S., para mi niña y mi hada. Nunca supe cuanto duele reconocer los errores. Soy capaz de reconocerlos. Desde la distancia alguien puede entender esta rima


Regresar quiere, a sus orígenes,
sin odio, sin rencor,
para impregnar con matices
que brotan del corazón,
desterrando así la pena,
desterrando el dolor
y resarcir con cariño
y noble dedicación
ese tiempo perdido
que ella sola estranguló.

Quiere regresar y se esfuerza
pensando que lo que pasó
no mereció tanta tristeza
ni el cosechar desilusión.

¿Es un bache, vida mía,
lo que a su alma afectó?
Mas bien se trataría
al analizar lo que sucedió
que se encontró perdida
prisionera de su error.

Va con pasitos lentos
de regreso a su lecho
dominando los tormentos
del caballo desbocado,
ése que lleva tan dentro.

Ahora relajada piensa
qué ha sido de ese niño
al que su amor prometiera,
bajo los cascos del caballo,
puede que él también sufriera.

Unos bucles de jazmines
se esparcen sobre su melena,
y al buscar en sus recuerdos,
siente una honda pena
al ver como se le tornó
la alegría en tristeza.

Ella sola estranguló
cada bonita vivencia
y quiere volver a casa
cuando a su caballo venza.

Cuando su manos sujeten
la brida con mucha fuerza
ella regresará a casa
henchida de primavera.

Ya casi domina ese caballo,
sujeta sus locas riendas,
cabalgando muy despacio
va recorriendo veredas
y en su andadura le invade
el olor a hierbabuena
que impregna a toda su rima
de ternura y fortaleza.

¿Qué pasó?...No lo recuerda.
Se sumerge en amnesia.
Solo sabe que un día
se alejó de su senda
cabalgando desbocada
en caballo de inconsciencia.

Ahora quiere volver,
ya a su casa regresa
con su alma de mujer
y la risa por frontera.

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