Miro hacia el horizonte,
en la pradera una hoguera
esparce estelas de humo
por no romper el silencio.
Son ráfagas mensajeras
de palabras enmudecidas
que se expanden con el viento
invadiendo los rincones
del amor y del tormento.
Una mano se extiende
desde la aridez del desierto
por los jardines inmensos
que están plantados de sueños.
Miro hacia el infinito,
las ráfagas de humo
se confunden en el cielo
con las nubes de algodón
dando un halo de misterio
a ese hermoso paisaje
que no llega a plasmar el pintor
con los óleos en el lienzo.
Después de mirar a lo lejos
hurgo en mi corazón
que latiendo con dolor
se refugia en los versos,
en ecos de una canción
que iverna en el recuerdo.
En el cielo está alto el sol,
la luna ya está durmiendo
la hoguera casi se apaga
pero florecen los sueños
en la nobleza del alma
al arrullo del silencio.
lunes, 20 de abril de 2009
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