Los rayos de sol se desperezan antes
y se vuelven trasnochadores.
Ha nacido la primavera.
Comienzan a germinar los primeros brotes
de la adormecida esperanza,
prisionera en las redes de la injusticia.
Las voluntades, en barbecho invernal,
abren los ojos ante una balanza
que tiende a equilibrar los actos nunca juzgados.
Ha nacido la primavera.
Los sueños rotos, saliendo del letargo,
se recomponen al ritmo
del bello trinar de los pájaros.
Lo que queda de campo
se cubre de alegres y múltiples colores
como una alfombra de bello sentimiento
bajo la sombra de los sencillos almendros
con sus ramajes cubiertos de flores.
Ha llegado la primavera,
intensidad de alegre colorido al azar,
embriagada de refinados olores
que se desplazan entre la suave brisa
vigilada por un sol de cálido corazón.
El murmullo del correr del agua,
de esos primeros deshielos,
transita por la memoria nostálgica,
en su fluir forma hermosos riachuelos
de aguas cristalinas, frescas,
en un no campo ni huerto…
en un pasado no lejano
y ante un futuro incierto.
La primavera ha llegado
y el sol brilla sobre el cemento,
como si acariciara una flor
de hermosos pétalos.
La primavera ha llegado…
ya no es lo que era,
con el actuar humano
todo cambia, se transforma,
hasta de las estaciones el significado.
Pero…ya llegó la primavera.
martes, 24 de marzo de 2009
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