La noche cubre penurias
de la realidad añorada,
tatuada lleva una luna,
en amanecer, libertaria.
Entre sueños y realidades
se hace una mezcolanza…
la luna sueña con rayos
de una luz irradiada.
Ya se oye el redoble
de las humildes campanas,
un eco de pasodoble
mece a una piel cansada
que se acuna entre susurros
de una historia soñada.
Se oye el eco de los pasos
que una historia marcan,
una voz, brindis de vasos,
no siendo jamás amapolas ,
brindan por la memoria
de agua, espuma de olas.
¡Cuánta tristeza en la luna!
¡Cuánta tristeza en las horas!
Ya junto al sol se acurruca,
duerme junto a lo que añora.
En su mirada ausente
existe un mundo vívido,
no hace encajes con la muerte…
su vida no pende de un hilo
y al ritmo, cántico de sirenas,
se deja mecer entre vaivenes,
cuando se oculta la luna,
cuando el día amanece.
viernes, 6 de marzo de 2009
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