domingo, 22 de junio de 2008

La sensibilidad...

La sensibilidad hiere
como espada de Damocles.
De sensibilidad se envuelve
viviendo de los placeres
de primaveras e inviernos
y entre burbuja de agujas
afiladas de frío hielo
vive vivencias amadas
aparentando ser acero.

El hielo está casi derretido
por un corazón de fuego
donde habitan los dragones
rojos de sentimientos
en perpetua consonancia
con el sentir sincero.

Morada de los leones
fuertemente guerrilleros,
defensores muy fieles
de todo lo verdadero.

Entre la senda dura de vida
la razón y el puro sentimiento
se están conjugando en rima
y quieren romper el silencio.

La razón no está perdida,
en la era del alma
pare el corazón la vida
entre sentimientos en calma
de la quietud dolorida.

Déjale beber tus besos,
déjale lamer tu herida,
déjale vivir sin sombras
que va denunciando hechos
basados en la mentira.

La alondra le está acunando,
el jilguero nana canta
a ese niño prematuro
que sacude la garganta
de la parturienta alma.

En una mano una rosa,
en la otra una espada
la criatura ya solloza
por la mentira que espanta.

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