Suena el teléfono,
una llamada.
Tu voz de nuevo…
escucho en silencio,
no creo nada.
Las amapolas, grises,
se columpian
en el aire triste
de ausentes hadas.
Escucho tu voz,
no creo nada.
Verdes matices,
bancales de alfalfa
en los campos libres
de la cuenca árida.
Escucho tu voz,
no creo nada.
Poesía en el viento,
rimas nostálgicas
que son lamento
de verdad callada.
Escucho tu voz,
no creo nada.
Verdades y mentiras
andan aliadas
en el mar inmenso
de historia adulterada.
Se rasga el silencio
en la ensenada
donde los luceros
corren, bailan,
entre los recuerdos
dormidos del alma.
Descuelgo el teléfono,
no me creo nada
Taconeo de flores
en dulce danza
donde el flamenco
besa a la clásica,
suena el piano,
dulce guitarra
donde a castañuelas
acompañan palmas.
Escucho tu voz,
no creo nada.
lunes, 26 de mayo de 2008
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