Cuando se rompe el alma
es porque fluye el llanto,
las amenazas veladas
provienen de unos labios
que echan a otras espaldas
sus denuncias, epistolarios.
No me duele lo que pienso,
a veces, entender equivocado,
lenguas con convencimiento
siembran demonios alados,
hay palabras, sobrecogimiento,
hay víctimas, verdugos y salmos.
El caminar por laberintos
de unos pies cansados
van las cuentas forjando
de un inacabado rosario.
Se acrecienta el silencio,
los grillos están callados,
dormidos por la voz del viento
los acunan los naranjos.
Y pensar que yo soñaba,
y pensar que ando soñando
dispuesta a bajar al río
donde pasean los lagartos
miércoles, 3 de noviembre de 2010
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