Un dia, en el estanque de mi vida, me encontré con un patico que me inspiró para escribir esto
Una ráfaga de tibia brisa
recorre el alma callada,
hay jazmines, hay sonrisas,
bajo el manto de palabras
que nacen en el manantial
de ilusiones acariciadas.
En el horizonte inmenso
se posan con nostalgia
la calidez de los besos
y la desnudez del alma.
Una mano extendida
quiere acortar distancias
esperando a otra mano
que entre sus dedos entrelaza
con ese calor humano,
con firmeza, con nostalgia,
dando viveza a los campos
y da luz a las miradas.
Caricias de los luceros,
procreación de esperanzas
gestadas bajo un cielo
y sobre la arena blanca.
Cerca,… muy lejos,
se haya abierta una ventana
donde se divisan cerros
y campiñas almidonadas…
unos ojos que se asombran
al contemplar la mañana
de ese futuro incierto
de la esperanza soñada
y depositan un beso
en la ladera del alba
miércoles, 10 de noviembre de 2010
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Frágil es el barro cuando se rompe el alma
Cuando se rompe el alma
es porque fluye el llanto,
las amenazas veladas
provienen de unos labios
que echan a otras espaldas
sus denuncias, epistolarios.
No me duele lo que pienso,
a veces, entender equivocado,
lenguas con convencimiento
siembran demonios alados,
hay palabras, sobrecogimiento,
hay víctimas, verdugos y salmos.
El caminar por laberintos
de unos pies cansados
van las cuentas forjando
de un inacabado rosario.
Se acrecienta el silencio,
los grillos están callados,
dormidos por la voz del viento
los acunan los naranjos.
Y pensar que yo soñaba,
y pensar que ando soñando
dispuesta a bajar al río
donde pasean los lagartos
es porque fluye el llanto,
las amenazas veladas
provienen de unos labios
que echan a otras espaldas
sus denuncias, epistolarios.
No me duele lo que pienso,
a veces, entender equivocado,
lenguas con convencimiento
siembran demonios alados,
hay palabras, sobrecogimiento,
hay víctimas, verdugos y salmos.
El caminar por laberintos
de unos pies cansados
van las cuentas forjando
de un inacabado rosario.
Se acrecienta el silencio,
los grillos están callados,
dormidos por la voz del viento
los acunan los naranjos.
Y pensar que yo soñaba,
y pensar que ando soñando
dispuesta a bajar al río
donde pasean los lagartos
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