Y no volveré nunca,
no regresaré a Madrid,
la sierra no me acuna,
no me siento feliz.
Yo volveré a mi tierra,
esa tierra donde nací
donde vivencias se adhieran
cual canto de querubín.
No quiero andar esperando
que jueguen con mi conciencia
quienes cantan salmos
en misas de las iglesias.
No quiero que anden jugando
con todos mis ideales
si mis ideales son cuestionados
que callen falsos liberales
que van con capa mal actuando.
Dejadme, no quiero este Madrid,
capital de españoles incuestionables
cuando ellos creen que aquí
la vida siempre es intachable.
Yo he visto en Nochebuena
unos cristianos de nadie
dormir como alma en pena
en míseros portales.
He visto a los muy educados,
olvidarse de sus padres,
ir a misa, devotos y abrigados,
pero con sonrisas incuestionables
adormeciendo conciencias
con orgullo y donaire.
No volveré a Madrid,
esa capital de nadie,
que protege a los ricos
y a los pobres deja al margen.